Listaré a continuación algunas maneras rápidas para perder mi respeto.
- Repetir como propio un pensamiento claramente ajeno.
- Afirmar que la llegada a la luna fue falseada, o que McCartney está muerto como muestran las tapas de los discos.
- Decir “los Les Luthiers”.
- Hacer esfuerzos para ser neutral en situaciones en las que no es aceptable (“bueno, nunca vamos a saber si el Holocausto fue real o no, pero lo importante es que”).
- Ser incondicional de algo o alguien. Y, sobre todo, jactarse de serlo, como si fuera algo bueno.
- Elogiarme mis defectos.
- Retuitear a Nik.
- Ostentar poder, por miserable que sea ese poder.
- Escuchar música en el colectivo sin usar auriculares.
- Expresar virilidad a través del escape del auto.
- Resistirse a la risa (que no es lo mismo que ser exigente para la risa).
- Hablar en código innecesariamente.
- Respetar a la autoridad por ser autoridad.
- Mostrar una pobre capacidad de análisis y presentarla como enorme.
Esta lista no es exhaustiva ni excluyente. El autor se reserva el derecho a cambiarla a su antojo, sin previo aviso. El presente texto no constituye una garantía de ningún tipo.