Léame está pensado para ser leído más de una vez. No sé si es efectivo, porque para el autor es particularmente difícil juzgar esas cosas, pero la posibilidad existe.

¿Cómo se logra, a mi criterio, un libro relegible? Con atención al detalle. Si uno escribe con cierta meticulosidad, es probable que el lector se vaya acostumbrando al estilo a medida que pasan las páginas. Cuando vuelve a las primeras, las ve de otra manera, puede percibir la construcción del tono.

Eso es lo que tiene la relectura: permite descubrir el proceso de escritura, o al menos la forma en la que está construida la estructura de un libro. Permite, con el resto ya leído, ver las semillas plantadas al principio para que florezcan al final, o los guiños entre distintos momentos. Esto debería proporcionar otro nivel de lectura, que no es necesariamente algo que haga que el alma trascienda el mundo material, pero sí una experiencia distinta a leerlo por primera vez.

Se trata de una experiencia más relajada, sin tanta incertidumbre. Usted, querido lector, puede estar tranquilo, nada lo va a sorprender, las tramas serán las mismas que ya leyó. Sin embargo, es mentira que nada lo va a sorprender, porque va a haber cosas de las que se va a haber olvidado, y de repente lo pueden sorprender. Y va a descubrir, quizá, las razones por las que algunas de las cosas que están, están. Y eso le devolverá la tensión primigenia, la incertidumbre de no saber qué otra cosa va a encontrar. Recuperará un poco la experiencia de la lectura inicial, sin perder por eso la memoria de lo que leyó.

Buena suerte.