Si lo vemos en forma amplia, fantasía es todo lo que no existe y uno se puede imaginar. Es un concepto muy grande, mucho más grande que el universo. Y un concepto del que estoy muy a favor.

Sin embargo, existe algo llamado “el género de fantasía”, que por alguna razón me provoca cierto rechazo. La gente a la que le gusta tiene un gran entusiasmo, que hace que me pregunte qué es lo que ven.

Este género, hasta donde me doy cuenta, tiene una serie de reglas. Hay toda clase de seres que están catalogados: dragones, trolls, hadas, todo eso. Estas reglas, hasta donde me doy cuenta, se trasladan de universo en universo, manteniéndose firmes. Es como si formaran parte del mismo universo. Uno que no me invita a participar.

No puedo dar una idea de por qué. Podrían gustarme perfectamente todas esas cosas. Pero las películas como Lord of the Rings me aburren profundamente. Siempre lo hicieron. Me acuerdo haber visto a temprana edad La historia sin fin. No sé si llegué a terminarla. Si llegué, fue con tremendo embole.

Lo que no entiendo es por qué se aplica el nombre fantasía a estas cosas. Es cierto, todos esos seres que hacen lugar ahí no existen, pero hay muchas otras cosas que no existen y se las llama de otra manera.

Qué sé yo. Es, al final, una cuestión de nombres. Ya de por sí la existencia de los géneros no es más que una comodidad de catálogo. Sólo se da la casualidad de que todas las obras que me topé de ese género específico con nombre general tienen a producirme un desagrado importante.