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Presentación


Sin ser actor, me he subido ya muchas veces a escenarios para leer cuentos, incluso para cantar. Si bien siempre hay algún tipo de nerviosismo, es algo que tengo bastante controlado. El día de la presentación de Léame, sin embargo, como era un evento muy importante, los nervios se hicieron presentes con más intensidad y colorearon la experiencia.

No me impidieron disfrutarla. Pero todo ese día (junto con los anteriores y siguientes) estuve envuelto en un aire distinto, del que el resto del mundo no tenía por qué percatarse pero estaba. Yo sentía las cosas de otra manera, estaba como con otra percepción. Capaz que lo que hacen las drogas es generar reacciones químicas que generen esas sensaciones.

Entonces no estoy muy al tanto de lo que pasaba. Sé que hubo, por ejemplo, brindis con vino, frutas secas y queso. Pero no sólo no vi nada de eso porque durante la previa justo estuve con distintas personas a un costado, sino que ni me acordé de que existía la posibilidad de participar de ese banquete. Sólo me di cuenta varias horas después, cuando ya había terminado todo.

Mientras, estaba envuelto en el torbellino de cosas que iban pasando. Gente que se acercaba, me saludaba, me felicitaba y me pedía dedicatorias, los libros que llegaron sobre la hora, detalles técnicos que estuvimos arreglando hasta último momento, una vestimenta que no suelo usar, y en general un ambiente distinto, festivo, marcadamente especial. Era mucho para procesar, y por más que sabía que no iba a ser un momento normal, requirió cierta adaptación para sobrellevar.

Una vez que empezó el evento, sin embargo, me tranquilicé. La ventaja de no ser el primero que habló es que me pude relajar un poco. Nos sentamos en la primera fila con Nadina, disfrutando de que estaba ocurriendo todo. Hasta que me llamaron al escenario, y mi punto de vista dio un giro de 180 grados.

Cuando me senté, el público estaba ahí, a la vista. Era una sala bastante grande que estaba llena. Y ahí ocurrió el hecho curioso al que quiero llegar, y para el que sólo he necesitado seis párrafos de introducción. Entre el público divisé a varias personas que no se suponía que iban a estar.

Lo extraño no era eso. Estas personas, que pueden ser gente que conocí hace mucho tiempo y llevaba un poco menos sin ver, o individuos que era obvio que no iban a estar, estaban sentadas en silencio, en actitud pasiva. Algo lógico, porque eran parte del público. Estaban, sin embargo, ahí, con la vista perdida y las manos cruzadas sobre la falda. Lo más raro es que ninguno de estos se mostró. No vinieron a saludar antes ni después, y mi única prueba de que estuvieron es que los vi desde el escenario. Prueba que no es muy convincente, debido al estado en el que me encontraba.

Tiempo después, cuando procesé lo ocurrido, me acordé de una escena inconspicua en un capítulo de los Sopranos. En ella, se ve a través del espejo a uno de los personajes principales, Big Pussy, que había sido asesinado al final de la temporada anterior. Tony parece darse cuenta y mira en la dirección donde debía encontrarse, pero ya no hay nada. Es un momento muy corto de un capítulo con mucho protagonistmo de la muerte (la acción es durante el velorio de la madre del protagonista, que fue uno de los personajes más importantes de la primera temporada y razón de ser de la serie en ese momento).

Estas personas que estaban entre el público de la presentación tenían la misma actitud que Big Pussy. Y a mí me pasó lo mismo que a Tony: en un momento especial los vi muy brevemente, y cuando me quise acordar no estaban más.

Hoy, aunque para usted es sábado al mediodía, para mí es viernes a la noche y/o sábado a la madrugada, y acabo de llegar de la presentación. Lo siguiente es un ejercicio para registrar pensamientos todavía frescos sobre el evento.

Primero, fueron emocionante las palabras a cargo de Sergio Criscolo. Más allá de abundar en conceptos elogiosos sobre el libro, no paró de compararme con gente muy, muy grossa. Me alegró que me extendiera metafóricamente el carnet del club de los graciosos (categoría cadete). Siempre quise estar ahí.

Fue muy lindo compartirlo con la gente que fue. Algunos que no veía hace mucho tiempo, otros que están siempre. Me alegra que todos ellos hayan dedicado un rato de su vida para recibir a Léame. Hubo gente que vino con sus hijos de menos de un mes, gente que no veía desde hace como veinte años, gente que conocí ahí, gente que no pensaba que fuera a ir y estuvo muy contenta, gente que venía esperando el momento casi más que yo.

Del otro lado de la moneda, es un agujero que haya habido otra gente que sé que tenía ganas y no pudo ir. La fecha es muy inconveniente. Durante el año hice esfuerzos para que esto no pasara en diciembre, pero terminó ocurriendo. Esto provocó que mucha gente que merecía estar se lo perdiera, y es algo que lamento profundamente.

Con todo el movimiento de gente, ni me acordé de que había brindis, frutas secas, confites y otras cosas. No paré de saludar a quienes hacían cola para saludarme. Quería darles bola a todos, con algunos lo logré más que con otros. Ya habrá ocasiones más tranquilas.

Los libros estuvieron diez minutos antes de la hora de inicio. Antes de eso no había tocado un ejemplar. Ocurrió que la tirada salió de la imprenta con errores, y hubo que hacerlo de nuevo. Así que estuvimos sufriendo toda la semana, temiendo que no fuéramos a llegar. Cuando se produjo finalmente el arribo, me saqué los nervios y estuve tranquilo para todo lo que faltaba.

Los primeros diez ejemplares de Léame que se vendieron tuvieron bonus track: una Coca-Cola de 600 ml bien helada, y una tarjeta con un texto que no está en el libro, titulado Una bebida diferente, que describe al lector el contenido de la botella que se le está regalando. Algunos, sin embargo, rechazaron la Coca porque no era light.

Durante los agradecimientos me olvidé de mencionar a la carpeta naranja que me acompañó a todas las lecturas antes de la publicación del libro. Por un tiempo quedará archivada, pero pronto saldrán a la luz cosas nuevas y volverá al ruedo.

El video que estaba preparado finalmente no salió por motivos técnicos. Creo que fue para mejor. Era gracioso, pero tampoco estaba tan bueno. Igual capaz que un día de éstos se proyecta.

Disfruté más de lo que pensaba (porque creí que me iban a comer los nervios y no iba a escuchar nada) las presentaciones de los otros libros. Estuvieron muy bien. Nos sentamos con Nadina, emocionados, a disfrutar de que estaba ocurriendo.

Y estaba ocurriendo. No se terminó el mundo. No nos morimos media hora antes. Los libros estuvieron a tiempo, y salieron lindísimos. Somos autores éditos, es otro club al que pertenecemos, y de éste no se sale.

Por fin, hoy es el día de la presentación de Léame. Permítame, adorado lector, recordarle el lugar y horario: a las 19 en la sala F del Centro Cultural San Martín. Sarmiento 1551, Buenos Aires.

Habrá brindis, snacks y mucho color. Un hermoso puesto venderá los primeros ejemplares de Léame. Usted tiene la oportunidad de hacerse con uno (o más) de ellos. Los primeros diez vendrán no sólo con bonus track exclusivo, sino también con un suculento regalo.

En el acto en sí, Léame será presentado por Sergio Criscolo. Luego aparecerá el autor, que es también el autor de estos párrafos y hoy le dio por hablar en tercera persona. En su espacio, no sólo leerá un par de cuentos de Léame sino que, si todo sale bien, pasará un pequeño video sobre el origen de las ideas. Esto depende de ciertas cuestiones técnicas, y podría no ocurrir. Pero, por otro lado, bien podría ocurrir.

Además de Léame, se presentan otros tres libros: cuerpoadentro de Belara Michán, Bengala Hotel de Eugenia Coiro y ranamadre de Nadina Tauhil. Cada uno tendrá su espacio (es decir su tiempo) para desarrollar lo suyo. Cecilia Maugeri será la maestra de ceremonias.

Todos los lectores, actuales y potenciales, serán bienvenidos en tan solemne acto. Vamos a tirar la casa por la ventana.

A medida que se acerca el momento all-important de la presentación, van apareciendo inquietudes, ansiedades que sólo pasarán en el momento cúlmine.

Cabe recordar que la presentación de la que se habla es la que ocurrirá mañana viernes, a las 19, en la sala F del Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551, Buenos Aires.

La más importante por ahora es la salida de imprenta. Este paso crucial, que convierte al concepto en libro, está resultando algo más difícil que lo pensado. Al momento de escribir estas líneas (los posts salen programados) todavía no tenemos los libros en nuestro poder, y mientras pasa el tiempo la ansiedad crece.

Pero suponemos que va a estar todo bien. Será entonces responsabilidad propia que el evento salga lo mejor posible. Empiezan entoces los miedos. ¿Estaré a la altura? ¿Los que asistan serán testigos de un momento de humillación absoluta? ¿Me equivocaré en la elección de los textos para leer?

Mi parte racional me quiere tranquilizar. Sabe que puedo. Pero mi parte irracional no quiere escuchar argumentos. Entonces el miedo está, del mismo modo que también sé que existen peligros.

No valdría la pena, sin embargo, hacerlo sin estos miedos. La certeza es macanuda, pero atravesar los momentos de miedo y nervios es placentero, particularmente el instante en el que los vence. Esa sensación de “lo estoy haciendo” debe ser parecida a la que experimentan los paracaidistas durante la caída libre, aunque con menos viento.

El “lo estoy haciendo” se convierte luego en el satisfactorio “lo hice”, que después de cierto tiempo pasa. En su lugar, aparece “lo quiero hacer de nuevo”.

Ya es oficialísimo. La presentación de Léame se hará el viernes 16 de diciembre, a las 19, en la sala F del Centro Cultural San Martín. Queda en Sarmiento 1551, Buenos Aires.

Hay algunos detalles que se pueden ir revelando. Léame será presentado por el cineasta Sergio Criscolo. Él contará al público presente lo bueno que es el libro, mientras yo, presente en el escenario, expresaré aprobación y humildad. Está muy claro que no sé qué va a decir, ni lo voy a saber antes de que lo diga. Si no, no tiene gracia.

El evento, cuya entrada es no sólo libre sino también gratuita, incluirá brindis. Acompañaremos con algunas refinadas selecciones de snacks aptos para el verano. Habrá también mucho color.

De ser posible, prepararemos proyecciones con algún tipo de interés, tal vez interactivas. Veremos qué sale, si sale algo. Tal vez el asunto no esté limitado a lecturas.

Como es lógico, los ejemplares de Léame podrán ser adquiridos en el puesto instalado a tal fin. Se ha decidido que los primeros diez vendidos vendrán con premio. ¿Qué premio? Uno muy apropiado, que se revelará durante el transcurso del solemne acto.

No está de más repetir que, además de Léame, se presentarán en la misma velada los libros ranamadre de Nadina Tauhil, cuerpoadentro de Belara Michán y Bengala Hotel de Eugenia Coiro. Será un placer compartir con ellas tan magna ocasión.

Todo esto significa que va a estar bueno. Usted, que está leyendo esto, está invitado a asistir. Nos agradará su presencia, y para ayudarlo a concurrir le repetiremos los datos. ¿Dónde? En la sala F del Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551. ¿Cuándo? El viernes 16 de diciembre a las 19 horas.