A medida que se acerca el momento all-important de la presentación, van apareciendo inquietudes, ansiedades que sólo pasarán en el momento cúlmine.

Cabe recordar que la presentación de la que se habla es la que ocurrirá mañana viernes, a las 19, en la sala F del Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551, Buenos Aires.

La más importante por ahora es la salida de imprenta. Este paso crucial, que convierte al concepto en libro, está resultando algo más difícil que lo pensado. Al momento de escribir estas líneas (los posts salen programados) todavía no tenemos los libros en nuestro poder, y mientras pasa el tiempo la ansiedad crece.

Pero suponemos que va a estar todo bien. Será entonces responsabilidad propia que el evento salga lo mejor posible. Empiezan entoces los miedos. ¿Estaré a la altura? ¿Los que asistan serán testigos de un momento de humillación absoluta? ¿Me equivocaré en la elección de los textos para leer?

Mi parte racional me quiere tranquilizar. Sabe que puedo. Pero mi parte irracional no quiere escuchar argumentos. Entonces el miedo está, del mismo modo que también sé que existen peligros.

No valdría la pena, sin embargo, hacerlo sin estos miedos. La certeza es macanuda, pero atravesar los momentos de miedo y nervios es placentero, particularmente el instante en el que los vence. Esa sensación de “lo estoy haciendo” debe ser parecida a la que experimentan los paracaidistas durante la caída libre, aunque con menos viento.

El “lo estoy haciendo” se convierte luego en el satisfactorio “lo hice”, que después de cierto tiempo pasa. En su lugar, aparece “lo quiero hacer de nuevo”.