Vos, que sos artista, podés transformar a la sociedad con tu arte. Porque no vivís en una burbuja, aunque puedas sentirlo. Te movés, quieras o no, dentro de una comunidad, y tu arte es parte de la cultura que integrás. A menos que no lo des a conocer. Pero si se lo mostrás a alguien, tu arte puede tener efectos expansivos que están más allá de tu control.

No sabés qué puede desembocar en un cambio social grande. Tu arte puede ser capaz de aportar a una serie de cambios. ¿Por qué no? Lo que hacés refleja el mundo en el que vivís, de una forma u otra, y puede inspirar acciones que tiendan a transformar ese mundo en el que vivís en otro. Es algo legítimo y razonable, al menos en papel.

Pero tené cuidado. Te podés entusiasmar con esa posibilidad. Podés hacer arte para transformar a la sociedad. Y ahí la cagaste. Lo que antes era tu arte se convirtió en un panfleto. Una obra tendenciosa que en lugar de ser parte de una sociedad quiere liderarla. Y si sos líder, ¿qué hacés haciendo arte? Andá a liderar, usá tu talento para hacer cambios en forma más eficiente.

Pero no, te dedicás a hacer arte. Y está muy bien. Sólo tenés que tratar de que tu arte sea sincero con sí mismo. No con vos. Lo que te importa a vos puede no ser lo que tu arte necesita. Cuidalo. Y sin darte cuenta ni mandarte la parte, estarás haciendo tu aporte para tener una sociedad mejor.