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En el curso de la correción, algunos textos que ya estaban seleccionados y ubicados se cayeron del libro. Podría haberlo dejado así, sin ellos, pero sentí que había como un espacio vacío. Y lugar libre. Así que hice ingresar otros textos que no estaba previsto que estuvieran, y ahora forman parte de Léame sin que parezcan fuera de lugar.

El primero es Planta vegetariana. Es una simple descripción de una planta que es como si fuera carnívora, pero en lugar de alimentarse de insectos y otros animales, obtiene su nutrición de los frutos de otras plantas. Es una crónica de Darwin, de las pocas que aparecen en el libro.

Una mano lava a la otra también fue un agregado tardío. Se trata de un antropomorfismo, una historia sobre el lavado de manos vista desde el punto de vista de las manos. Una historia de egoísmo, cooperación, fraternidad y limpieza. Una fuente de inspiración para toda la familia.

Como había lugar para un texto cortito, hizo su ingreso Cuando digo quiero decir, que ya he descripto en una oportunidad. Se trata de un texto que contiene gran cantidad de repeticiones de palabras, aunque no tantas de conceptos. Es insistente, pero preciso. Es un texto que codifica el lenguaje de una manera específica, y quiere que se tenga bien claro cuál es y, sobre todo, cuál no. Es un texto escrito hace un par de años, no sé cómo no lo había puesto. Por suerte me di cuenta a tiempo.

Por último, algunos se sorprenderán al saber que Domingo de regreso es otro de los que casi no entran. Es el texto más nuevo de todo el libro. Puede que el título recuerde a “La autopista del sur”, pero no tiene nada que ver. Contiene conceptos sobrenaturales, históricos, cinematográficos, sociales y educativos. También va camino a convertirse en uno de los hits de Léame.

¿Por qué estos textos se habían quedado afuera? En tres de los casos la explicación es simple. Cuando empezamos a seleccionar textos, decidimos hacer un corte en el momento del comienzo. Los escritos después de cierto momento del año pasado quedaban afuera por razones logísticas. Pero mientras seguía mi producción. Hay varios cuentos que podrían haber entrado y sólo esa cuestión cronológica lo impidió. Los tres que lograron hacerse un lugar están entre los mejores, y gustosamente levanté la restricción en el tiempo de descuento para que pudieran estar y hacer de Léame un libro mejor.

Una de las series representadas en Léame son las Crónicas de Darwin. Se trata de una familia de textos que basan su lógica en el cumplimiento de las reglas de la selección natural.

Existe como resultado de mi afición a leer textos de biología, que paradójicamente (?) contienen una fuerte dosis de darwinismo. A partir de eso, se me ocurren historias ficticias, textos de fauna y flora que aplican esa manera de pensar. Es bastante contagiosa como forma de pensar, probablemente por lo simple y efectiva.

Aparecen ideas como “¿qué pasa si aparece una especie de pájaros que desafinan?” Esto otorga el punto de partida para crear una historia (que no forma parte de Léame). En general los cuentos consisten en la descripción de un animal o planta con una particularidad, y cómo esa particularidad ha sobrevivido o no.

No es la serie más representada en el libro, de todos modos, porque puede volverse algo repetitiva. He encontrado en este caso hacer más variada la muestra, de forma que sea menos predecible para el lector. Porque este autor, querido lector, siempre piensa en usted y está a su servicio.

El caso más notorio de los incluidos en Léame es Planta vegetariana, que cuenta los hábitos de una planta que tiene como principal fuente de alimento las aceitunas. Pero hay otros un poco más escondidos. Hay sardinas es un ejemplo de resistencia a los predadores por medio de los números (es el que viene de un documental de Attenborough).

Hay otro cuento cuya trama evoluciona hacia una crónica de Darwin. Se trata del que tal vez sea el texto menos lineal de todo el libro. Titulado El escape, arranca con la fuga de un rinoceronte del zoológico de Buenos Aires. El unicórnido sale hacia Plaza Italia y toma la avenida Luis María Campos, afortunadamente respetando el sentido de circulación. Va a dar a un lavadero, donde lo alcanzan las distintas personas que lo persiguen. En ese punto la historia se bifurca, aparece el tema recurrente del marketing y se arma una historia que parece de hondo contenido social pero de repente se torna darwiniana. No voy a contar todo el cuento acá. Basta con decir que el título original era El escape de los verdes enzolves.