¿A qué movimiento pertenezco? No tengo idea. Que yo sepa, a ninguno. Y espero que siga siendo así. No tengo ganas de que vengan los historiadores de la literatura a decir que pertenezco a los que hacían tal o cual cosa. Me da la impresión de que pierdo identidad.
No quiero pertenecer a la “Literatura Argentina”. Esas cosas, aunque no deberían, vienen con otras mochilas más allá de la nacionalidad. Es como el rock nacional. Si hiciera rock en este país, no tendría ganas de que se lo llamara “rock nacional”.
Tal vez por eso, puede pensar el lector, aparecen tantas referencias a aspectos de otras culturas. Es un intento por ser internacional, multicultural. No. Es que no estoy limitado a escribir sobre algo que está sólo en un país. No deja de ser literatura argentina por eso. Pero es una literatura argentina que no tiene el menor interés en ser Literatura Argentina.
No me interesa pintar mi aldea, ni la tuya, ni nada de eso. Las ideas salen de adentro, puede que alimentadas por lo que me rodea, pero hasta algún punto son mías. Y si se parecen a otras, no es intencional. No es para sumarme a nada. Los movimientos ponen límites innecesarios, que son las definiciones de cada movimiento. Un autor que pertenece a X tiene que moverse dentro de los confines de X. Si no, los puristas Xistas lo rechazarán por hereje.
Rechácenme. No me interesa su aprobación. Si quieren leer, lean. Si les gusta, buenísimo. Si no les gusta, una lástima. No quiero ser bueno en comparación con los que son como yo. Quiero ser yo.