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Esta semana se produjeron algunos hechos que vale la pena destacar en cuanto a mi huella digital (?)

En primer lugar, el lunes se produjo mi regreso a LaRedó! No será un regreso permanente, sino que envié una nota y graciosamente la publicaron. Se trata de una nota algo provocadora y por eso su lugar era ese blog. No leí los comentarios, no obstante, así que no tuve el placer de enterarme cuánto me habrán puteado.

También el lunes, se lanzó un nuevo proyecto que hace mucho tiempo tenía ganas de hacer: un blog sobre los Beatles. Nothing is Real tendrá notas provenientes de veinte años de estar en tema, que tratan de abarcar temas más o menos comunes con observaciones propias. Serán acompañadas por videos que las ilustrarán, o simplemente estarán ahí.

La regla con los videos es así: no se aceptan videos que sean sólo audio. Tiene que haber un componente de video más o menos original o sincronizado, y la idea es que tengan algún valor histórico, ilustrativo o jocoso. Habrá videos de lunes a viernes, y los sábados quedará para el fin de semana alguno más largo. En el medio, se mechará dos o tres notas por semana.

Este blog tiene presencia en Twitter, y usted, caro lector, está invitado a seguir la cuenta de NotIsReal. Aparecerán links a las notas cuando se publiquen, y también expresiones varias relacionadas con la temática del blog.

Nothing is Real es el resultado de varios meses de trabajo y planificación, y hay muchas ganas de que sea exitoso.

Vale la pena recordar también que este autor tiene su propia cuenta de Twitter, que usted, querido lector, es libre de seguir también. Allí salen comentarios varios y links a cuentos. El blog donde se publican los cuentos (ahora también con poesía) se sigue actualizando cada tres días, llueva o truene.

Ha llegado a mis oídos que hay gente que ha tomado por verdaderos algunos de los cuentos de Léame. Es necesario, entonces, aclarar que son falsos.

Es decir, no son falsos, existen, ahí están. Su contenido, no obstante, no tiene por qué tener relación con cosas que ocurrieron. Los cuentos que hablan en primera persona no describen sucesos que le hayan ocurrido al autor. Sólo son textos escritos con la modalidad de narrador protagonista. Este autor, por ejemplo, nunca vio en la ruta ningún camión repleto de centauros.

Del mismo modo, el cuento que relata la historia del coquero, personaje que hace cincuenta o cien años llevaba todos los días casa por casa la Coca-Cola en sifones contour, es apócrifa. Nunca ocurrió. La Coca-Cola siempre vino en botellas, latas o fuentes de sodas.

Pueden haberse colado, tal vez, eventos verdaderos, descritos a través de palabras. Pero no importa que hayan sido verdaderos. Importa lo que está escrito. Como tal, está armado para tener la mayor efectividad posible. Y siendo que el objetivo está lejos de documentar asuntos verdaderos, la pérdida de esa condición no amedrenta en lo más mínimo.

Esto es importante. Mucha gente intenta escribir cuentos o poemas acerca de cosas que le pasaron, y ponen énfasis en mantener la realidad. Esto va muchas veces en desmedro del texto, que podría ser mucho mejor si se lo dejara ser el texto, en lugar de forzarlo a ser una anécdota. Ni siquiera hace falta dejar de ser fiel al núcleo verdadero, si se lo quiere preservar. Pero los detalles que son necesarios para que algo ocurra en la realidad pueden ser estorbos en la versión escrita.

Es como adaptar un libro a una película. Nunca va a haber una adaptación 100% fiel, porque son medios distintos. Va a haber que eliminar partes, agregar otras, fusionar elementos existentes, cambiar orden de acontecimientos. No se hace por un desprecio al material original. Se hace para fortalecer la obra que se quiere crear. Puede hacerse bien o mal, pero es ridículo aplicar a un medio las limitaciones o características propias de otro.

La realidad tiene límites que la literatura no necesita respetar. Vale la pena aprovecharlo.