Hay gente que no diferencia los dos conceptos. Y no sé si la distinción que hago cuenta con el apoyo de la Real Academia. Ni me importa.

El asunto es así. Vamos a suponer que todo lo que no es verdadero es mentira. La ficción, entonces, es una forma de mentira. Pero alguna gente los toma como sinónimos. Y dicen cosas como “estás viviendo una ficción”, cuando lo que quieren decir es que el destinatario de lo que dicen está viviendo bajo premisas falsas. O sea, está viviendo una mentira.

Porque la diferencia entre mentira y ficción es que la mentira se hace pasar por verdad. La ficción no. En la ficción, todos saben que lo que se dice no es algo que haya ocurrido ni esté ocurriendo, ni se supone que vaya a ocurrir. Uno puede creerlo durante un rato para, por ejemplo, disfrutar una película. Pero hasta ahí. No va a pensar que lo que se ve en la pantalla o se lee en los libros es algo cierto.

Con la mentira no pasa eso. La mentira nunca nos dice que es mentira, porque si no sería ficción. Nos dice que es verdad, y es nuestra tarea darnos cuenta de qué es mentira, porque la verdad también nos dice que es verdad. Para eso hay herramientas muy prácticas que no vienen al caso.

Lo que no hay que hacer es involucrar a la ficción en esos asuntos. La ficción es la más sincera de las formas de no decir verdades, porque desde el vamos no pretende hacernos creer nada.

Aguante la ficción.