Varios de los que han hablado de Léame destacan la lógica como una de las virtudes. La lógica que funciona como eje de situaciones o elementos que pueden ser disparatados, de forma tal que ninguno queda demasiado fuera de lugar. Esa lógica está, forma parte de mi manera de escribir, y también de pensar. Sin embargo, por esa razón a veces la considero una debilidad de mi escritura.
¿Cómo es esto? Escribo con lógica, llevo a lo que quiero decir del punto A al punto B, del B al C, del C al D, etc. A, B, C y D pueden ser absurdos, disparatados, ilógicos, extravagantes, sempiternos, telúricos, cognitivos, ígneos, occipitales, lo que sea. Pero el hecho de que siempre haya una lógica que los una implica una estructura común que está más allá de mi control. Es una lógica no involuntaria, pero obligatoria y permanente.
Daré uno de mis ilustrosos ejemplos. Hay un capítulo de la quinta temporada de Seinfeld titulado The Marine Biologist (si usted, caro lector, no lo vio, consígalo; es uno de los más aclamados de toda la serie, y acá le arruinaré el final). Como siempre en esa serie, se entrecruzan varias historias. La de Kramer tiene un solo elemento: quiere ir a la playa a practicar golf, tirando las pelotas al océano. La de Elaine involucra a un escritor ruso que se irrita cuando suena la alarma de una agenda electrónica, entonces la agarra y la tira por la ventana del auto en el que van. La agenda da en la cabeza de una mujer, que encuentra el teléfono de Jerry cuando la revisa y lo contacta, involucrándolo en esa trama. La historia de George lo hace hacerse pasar por biólogo marino para impresionar a una ex compañera de la facultad. Hay toda una serie de escenas que lo hacen terminar sobre una ballena varada en la playa que tiene dificultades para respirar. Lo hace por la necesidad de defender la profesión falsa.
En la memorable escena siguiente, que termina el episodio, George está relatando lo ocurrido. La primera vez que lo vi, mientras esa escena avanzaba, me fue cayendo la ficha de hacia dónde se dirigía el asunto. Como en un período corto venía viendo toda la serie en orden, tenía bastante fresca la estructura que les gusta usar. Siempre les gusta que todo cierre lo más prolijamente posible con los elementos que ya están planteados. Mientras George contaba la historia, entonces, me acordé de que la trama de Kramer y las pelotas de golf había terminado en la nada. Y ahí me di cuenta: claramente la pelota había dado en el orificio respiratorio de la ballena (que según Wikipedia se llama espiráculo).
Mi risa se adelantó entonces unos segundos a la revelación de lo que había pasado, y cuando se confirmó lo que estaba pensando se agregó la satisfacción de haberlo adivinado. ¿Por qué me di cuenta? Porque seguí los pasos de la lógica, y por más que la situación es completamente absurda, dentro de la lógica de la serie cerraba perfectamente. No necesitaba ningún elemento externo, ataba a dos o tres de las historias y era muy gracioso.
Me pasa que tengo una lógica, no sé si similar, pero consistente, y pienso que los cuentos podrían volverse predecibles para alguien versado en esa lógica. Claro que yo soy el que más empapado está y trato de que lo que escribo no resulte obvio, pero a veces hay historias bastante orgánicas que no da cambiar sólo para hacerlas más impredecibles.
El problema, entonces, es que el que conoce mi manera de pensar capaz que deduce lo que estoy pensando, cuál es mi forma de salir de un punto A, entonces se da cuenta de dónde está el punto B al que lo quiero llevar. Pero habitualmente, cuando leo los cuentos en taller y esas cosas, no pasa. Capaz que es por los anticuerpos que tengo, las medidas que tomo para esconder lógicas, o para no hacer lo que me resulta más obvio. Pero la lógica sigue estando.
Para poder controlar a la lógica lo que hago es tratar de ejercitar otras maneras. Otras lógicas, otros vuelos, otras formas de escribir. Una búsqueda de lógicas distintas, que me parezcan ilógicas o absurdas no en los elementos sino en la estructura. Han salido muchas cosas que me gustan, pero no sé si logré hacer el cambio de lógica. Me parece que, a psar de mis intentos, la lógica todavía gobierna mis pensamientos, y a través de ellos se hace presente en mi escritura.