December 2011
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December 21, 2011
Posteó Nicolás Di Candia en
Es realidadComments Off on Darme cuenta

Hay algunas cosas que parecen obvias, pero es necesario darse cuenta de que son posibles.
Primero, es fácil saber que uno puede escribir. Se aprende en la escuela. Lo que no es tan simple es darse cuenta de que escribir no sólo uno lo hace bien, sino que es placentero. Que vale la pena ocupar el tiempo en hacerlo, y por eso solo ya es una actividad fructífera.
Después es cuestión de qué escribir. ¿Ficción? ¿Poesía? ¿Divulgación científica? ¿Por qué no? ¿Tengo la capacidad de inventar historias? Hay gente que no se lo pregunta y lo hace, y gente que no se lo pregunta y no lo hace. De repente es posible avivarse de que está al alcance de uno. Es cuestión de usar y ejercitar la imaginación, al menos en mi caso.
¿Alguien va a querer leerlo? Ahí ya no es autodescubrimiento. Aunque en cierto modo sí. Si uno piensa que nadie va a estar interesado en lo que escribe, nunca lo va a mostrar. Sus escritos, por buenos que sean, quedarán enterrados en un cajón o en un disco rígido (que puede estar adentro de un cajón). Hay que no sólo tratar de mirarlos con otros ojos, sino animarse a sacarlos, mostrarlos. En general los demás los van a recibir con buenos ojos, con ganas. Y hasta se van a sorprender de que uno escriba, porque en muchos casos es gente que no se ha preguntado si tiene la capacidad de hacerlo. Capaz que hasta se puede motivar a alguien.
Otro desafío es leer en público. Muchos se traban con esta posibilidad. En general, una vez aceptado, hay un nerviosismo, una ansiedad. La duración es variable, a mí habitualmente me agarra unos minutos antes de salir a escena y se me va cuando veo que el público está predispuesto favorablemente. La sensación de vencer esos nervios es muy placentera, y es lo que hace valer la pena el esfuerzo de leer (o cantar, o actuar, o lo que sea) en vivo. Estoy seguro de que a la gente con más experiencia le sigue pasando. De que McCartney antes de salir a tocar se pone algo nervioso y se pregunta “¿fracasaré?”
Una vez que uno se larga a escribir, es fácil fantasear con libros. Hay quienes no lo intentan, se contentan con escribir. Tienen sus razones, pueden ser respetables. Es posible, sin embargo, hacer un libro terminado, con todos los elementos que hacen a un libro. A medida que fui avanzando en el proceso, que lo fui viendo más cerca de concretarse, empezó a hacerse más real. “Está ocurriendo, es cierto, lo estoy haciendo”. Y hay que vencer cierta incredulidad, una sensación de “ésas son cosas que hacen los demás, no yo; yo soy lector, no escritor; mi lugar está de este lado”. Por ahí eso lo pienso yo solo, pero sospecho que no.
Es toda una serie de etapas internas que hay que superar hasta llegar a concretar algo así. Después queda el camino un poco más allanado para hacer más libros. Puede que nos interese o no. Pero poder, uno sabe que se puede.
Creo que escribir un libro, y un libro bueno, está al alcance de todos, o de casi todos. Hay muchas razones para no hacerlo, y sospecho que unos cuantos sólo no lo hacen porque no se dan cuenta de que lo pueden hacer. Porque no superan, o no se les ocurre superar, alguna de estas etapas. Sepa usted, señor lector, que puede. Y que es un placer cada vez más grande ir pasando de etapa en etapa.
December 20, 2011
Posteó Nicolás Di Candia en
En vivoComments Off on Salir de la guarida
Esta noche, a las 19, formaré parte del evento de cierre del año de Siempre de Viaje. En realidad, es la segunda parte. En la primera, veinte autores leyeron textos en los que salían de la guarida. Es decir, se animaban a hacer cosas distintas de lo que habitualmente escriben. Tuvo un gran nivel.
En esta segunda parte ocurrirá lo mismo, con otros autores. Estaremos los cuatro que presentamos libros el viernes pasado. Seguramente leeremos algo de los libros. En mi caso, espero también leer alguna cosa que no está en el libro, y tiene un estilo distinto.
Todavía no sé bien qué es lo que voy a hacer, porque estoy escribiendo con cierta anticipación, como es costumbre. Pero es probable que me mande con alguno de los textos más experimentales de Léame. Seguramente lo acompañaré con otra cosa. Un diálogo, tal vez un poema. Quién sabe.
La cita es hoy martes, a las 19, en el bar El Archibrazo. Queda en Mario Bravo 437, en el barrio del Abasto.
December 19, 2011
Posteó Nicolás Di Candia en
Es realidadComments Off on Hábitat natural
December 18, 2011
Posteó Nicolás Di Candia en
BiografíaComments Off on Datos biográficos

La biografía del autor que aparece en Léame no tiene ningún dato específico. No dice nada sobre qué hice, cuándo nací ni qué me llevó de qué lugar a qué otro, ni por qué.
Algunos lo han interpretado como una manera de esconderme. Es una interpretación que entiendo, pero no era la idea. Me da la impresión de que no tendría por qué interesarle a nadie todos esos datos. ¿Qué cambia con saber dónde estudié? ¿Se lee distinto el libro si se sabe el año de mi nacimiento?
Tampoco es que me interesa ocultarlo. Sólo que se me ocurre que no es relevante. Hay un montón de cosas que no están en el libro, y que tienen muy buenas razones para no estar. Léame no incluye, por ejemplo una copia del Levítico en arameo.
Hoy (es decir el viernes, cuando escribía esto para programarlo) tuve que hacer una pequeña biografía verdadera para cuando llegara el momento de aparecer en la presentación. Tenía que ser no más de un párrafo. Costó un poco, porque no estoy acostumbrado a hacer esa clase de cosas. Escribí lo siguiente:
Nicolás Di Candia nació en 1980. A los siete años decidió que quería hacer reír, y desde entonces ha buscado la manera de lograrlo. Mucho después estudió producción de cine y TV. Trabajó en televisión y escribió en diversos medios. A mediados de 2007 le pareció que era hora, y empezó a escribir cuentos todos los días. Desde entonces no ha parado, y ya lleva más de 1600. Los mejores están en Léame.
Algunas cosas habían aparecido en este blog, que es el lugar a donde pueden acudir los que quieran saber más sobre el autor.
Ahora, puedo admitir que es posible que haya algún impulso para ocultarme, que esté escondido detrás de lo que creo que me hizo decidir a escribir y usar la biografía genérica que aparece en Léame. El razonamiento fue “puedo meter un cuento más si uso el espacio de la biografía”. Consideré el asunto de que podía ser ocultarme, y decidí que las ventajas eran más que las desventajas. Aunque puede ser que me haya estado engañando.
December 17, 2011
Posteó Nicolás Di Candia en
PresentaciónComments Off on Apuntes presentatorios
Hoy, aunque para usted es sábado al mediodía, para mí es viernes a la noche y/o sábado a la madrugada, y acabo de llegar de la presentación. Lo siguiente es un ejercicio para registrar pensamientos todavía frescos sobre el evento.
Primero, fueron emocionante las palabras a cargo de Sergio Criscolo. Más allá de abundar en conceptos elogiosos sobre el libro, no paró de compararme con gente muy, muy grossa. Me alegró que me extendiera metafóricamente el carnet del club de los graciosos (categoría cadete). Siempre quise estar ahí.
Fue muy lindo compartirlo con la gente que fue. Algunos que no veía hace mucho tiempo, otros que están siempre. Me alegra que todos ellos hayan dedicado un rato de su vida para recibir a Léame. Hubo gente que vino con sus hijos de menos de un mes, gente que no veía desde hace como veinte años, gente que conocí ahí, gente que no pensaba que fuera a ir y estuvo muy contenta, gente que venía esperando el momento casi más que yo.
Del otro lado de la moneda, es un agujero que haya habido otra gente que sé que tenía ganas y no pudo ir. La fecha es muy inconveniente. Durante el año hice esfuerzos para que esto no pasara en diciembre, pero terminó ocurriendo. Esto provocó que mucha gente que merecía estar se lo perdiera, y es algo que lamento profundamente.
Con todo el movimiento de gente, ni me acordé de que había brindis, frutas secas, confites y otras cosas. No paré de saludar a quienes hacían cola para saludarme. Quería darles bola a todos, con algunos lo logré más que con otros. Ya habrá ocasiones más tranquilas.
Los libros estuvieron diez minutos antes de la hora de inicio. Antes de eso no había tocado un ejemplar. Ocurrió que la tirada salió de la imprenta con errores, y hubo que hacerlo de nuevo. Así que estuvimos sufriendo toda la semana, temiendo que no fuéramos a llegar. Cuando se produjo finalmente el arribo, me saqué los nervios y estuve tranquilo para todo lo que faltaba.
Los primeros diez ejemplares de Léame que se vendieron tuvieron bonus track: una Coca-Cola de 600 ml bien helada, y una tarjeta con un texto que no está en el libro, titulado Una bebida diferente, que describe al lector el contenido de la botella que se le está regalando. Algunos, sin embargo, rechazaron la Coca porque no era light.
Durante los agradecimientos me olvidé de mencionar a la carpeta naranja que me acompañó a todas las lecturas antes de la publicación del libro. Por un tiempo quedará archivada, pero pronto saldrán a la luz cosas nuevas y volverá al ruedo.
El video que estaba preparado finalmente no salió por motivos técnicos. Creo que fue para mejor. Era gracioso, pero tampoco estaba tan bueno. Igual capaz que un día de éstos se proyecta.
Disfruté más de lo que pensaba (porque creí que me iban a comer los nervios y no iba a escuchar nada) las presentaciones de los otros libros. Estuvieron muy bien. Nos sentamos con Nadina, emocionados, a disfrutar de que estaba ocurriendo.
Y estaba ocurriendo. No se terminó el mundo. No nos morimos media hora antes. Los libros estuvieron a tiempo, y salieron lindísimos. Somos autores éditos, es otro club al que pertenecemos, y de éste no se sale.
December 16, 2011
Posteó Nicolás Di Candia en
PresentaciónUn comentario

Por fin, hoy es el día de la presentación de Léame. Permítame, adorado lector, recordarle el lugar y horario: a las 19 en la sala F del Centro Cultural San Martín. Sarmiento 1551, Buenos Aires.
Habrá brindis, snacks y mucho color. Un hermoso puesto venderá los primeros ejemplares de Léame. Usted tiene la oportunidad de hacerse con uno (o más) de ellos. Los primeros diez vendrán no sólo con bonus track exclusivo, sino también con un suculento regalo.
En el acto en sí, Léame será presentado por Sergio Criscolo. Luego aparecerá el autor, que es también el autor de estos párrafos y hoy le dio por hablar en tercera persona. En su espacio, no sólo leerá un par de cuentos de Léame sino que, si todo sale bien, pasará un pequeño video sobre el origen de las ideas. Esto depende de ciertas cuestiones técnicas, y podría no ocurrir. Pero, por otro lado, bien podría ocurrir.
Además de Léame, se presentan otros tres libros: cuerpoadentro de Belara Michán, Bengala Hotel de Eugenia Coiro y ranamadre de Nadina Tauhil. Cada uno tendrá su espacio (es decir su tiempo) para desarrollar lo suyo. Cecilia Maugeri será la maestra de ceremonias.
Todos los lectores, actuales y potenciales, serán bienvenidos en tan solemne acto. Vamos a tirar la casa por la ventana.
December 15, 2011
Posteó Nicolás Di Candia en
PresentaciónComments Off on Los fantasmas

A medida que se acerca el momento all-important de la presentación, van apareciendo inquietudes, ansiedades que sólo pasarán en el momento cúlmine.
Cabe recordar que la presentación de la que se habla es la que ocurrirá mañana viernes, a las 19, en la sala F del Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551, Buenos Aires.
La más importante por ahora es la salida de imprenta. Este paso crucial, que convierte al concepto en libro, está resultando algo más difícil que lo pensado. Al momento de escribir estas líneas (los posts salen programados) todavía no tenemos los libros en nuestro poder, y mientras pasa el tiempo la ansiedad crece.
Pero suponemos que va a estar todo bien. Será entonces responsabilidad propia que el evento salga lo mejor posible. Empiezan entoces los miedos. ¿Estaré a la altura? ¿Los que asistan serán testigos de un momento de humillación absoluta? ¿Me equivocaré en la elección de los textos para leer?
Mi parte racional me quiere tranquilizar. Sabe que puedo. Pero mi parte irracional no quiere escuchar argumentos. Entonces el miedo está, del mismo modo que también sé que existen peligros.
No valdría la pena, sin embargo, hacerlo sin estos miedos. La certeza es macanuda, pero atravesar los momentos de miedo y nervios es placentero, particularmente el instante en el que los vence. Esa sensación de “lo estoy haciendo” debe ser parecida a la que experimentan los paracaidistas durante la caída libre, aunque con menos viento.
El “lo estoy haciendo” se convierte luego en el satisfactorio “lo hice”, que después de cierto tiempo pasa. En su lugar, aparece “lo quiero hacer de nuevo”.
December 14, 2011
Posteó Nicolás Di Candia en
SeriesComments Off on Hondo contenido social

No me gusta escribir sobre actualidad. El problema que tiene la actualidad es que muy pronto deja de ser actual. Rápidamente lo escrito es obsoleto. Si escribo un cuento sobre alguna medida que toma algún gobierno en algún momento, puede estar muy bien pero no va a tener mucha vigencia.
Sin embargo, los acontecimientos públicos pueden ser fuente de buenas ideas. ¿Cómo usarlas sin que pierdan vigencia? Simple: hay que tratar de ir a lo permanente. Concentrarse en los ciclos, las cosas que se repiten en distintas épocas. No hago nombres, sino que uso personajes genéricos y me concentro en lo que hacen. No satirizo a cierta gente, satirizo ideas.
Los que sí nombro son figuras históricas, como Domingo Faustino Sarmiento. Pero los cuentos en los que aparece (uno de ellos está en Léame) no tienen nada que ver con la política. No buscan una valoración positiva, negativa ni neutral del autor de Recuerdos de provincia. Simplemente lo usan como personaje.
La serie de hondo contenido social, entonces, habla más de cómo funciona la sociedad que de sus líderes. Cuando en Plan Pepsi el gobierno decide basar la economía en la burbujeante bebida de extractos vegetales, lo importante son las maneras de pensar, los razonamientos que son necesarios para que ocurra lo que ocurre. No quién los hace, ni a quién se parecen.
Cuando el autor reflexiona sobre las implicancias sociales de las costumbres de la gente en las escaleras mecánicas, en Un paso hacia adelante, no aparece necesariamente de la opinión del autor. El juego es la cadena de razonamientos.
Los dueños de una cadena que ofrece franquicias, en Alquiler de opiniones, no se parecen a nadie específico. No se trata de una denuncia sobre cierta gente. Es un texto sobre determinadas prácticas, y quien las lleve a cabo será a su turno objeto del texto. Ése es uno de los textos más antiguos de Léame, y las circunstancias sociales en las que fue escrito cambiaron desde entonces. Pero no ha perdido vigencia, precisamente por la vaguedad de los protagonistas. Leído ahora, es posible que alguna gente crea que estoy hablando de determinados actores sociales y otra gente crea que estoy hablando de los opuestos. Idealmente, se generaría una reflexión acerca de las costumbres sin importar quién las practique, ni si el que lo hace comparte nuestras ideas o nuestros enemigos.
En distintas partes de Léame hay cosas que se pueden interpretar como crítica social. Pero que se pueda llegar a una conclusión no significa que el autor esté a favor o en contra de ciertas ideas. El libro no es un catálogo de las opinones del autor. Y este autor opina que eso sería aburridísimo.
December 13, 2011
Posteó Nicolás Di Candia en
TecnicismosComments Off on Características técnicas

Se recomienda leer lo que sigue con la voz de Ernesto Frith.
Para facilitar la lectura, Léame se presenta en formato de códice. Este método de encuadernación, que tiene su origen en el medioevo, permite cambiar de página con una simple operación. El lector sólo debe arrastrar con uno o más dedos la hoja que contiene la página que acaba de terminar, y del otro lado se revelará la siguiente.
Las páginas están posicionadas en orden ascendente. Un sistema de números arábigos facilita la identificación de cada una, sin necesidad de espiar el contenido. Un número único se asigna a cada página. Estos números, gracias a su correlatividad, proveen información acerca de cuánto se ha avanzado en la lectura al llegar hasta él.
La cubierta, o tapa, posee como complemento una tapa inversa al final del libro, la contratapa. Comparten el color, de manera que el libro se puede identificar aun cuando no se ve el título. El distintivo color carmín está pensado para que no se confunda con el fondo, y así el libro se pueda diferenciar de la mesa donde está apoyado. Ambas cubiertas contienen solapas que pueden ser utilizadas como señalador. En caso de interrumpir la lectura, se podrá saber dónde estaba.
Se ha escogido para el texto interior un tipo de letra serif, de un color muy contrastante. El negro de la letra se destaca contra el casi blanco de la hoja, para producir una lectura natural. Las letras están colocadas sucesivamente, formando palabras que son separadas por espacios en blanco. Ocasionalmente, una marca de puntuación indica una pausa o cambio de entonación.
El peso del libro es adecuado para ser tomado por un Homo sapiens con una mano. Las hojas están unidas entre sí mediante un moderno sistema de encuadernación con hilos y pegamento, que impide que se separen. De esta forma, el lector no tendrá que preocuparse por una posible alteración del orden o pérdida de hojas.
A pesar de la dimensión del libro, 20 centímetros de alto por 14 de largo, el texto no se extiende en todo el espacio disponible. Una elegante zona blanca, llamada margen, lo rodea. Se forma un efecto de marco, que otorga al texto un lugar determinado. Es el espacio que puede ser aprovechado por el lector para hacer anotaciones, marcar con un lápiz una sección particularmente destacable, y terminar así de hacer suyo el libro.
December 12, 2011
Posteó Nicolás Di Candia en
EstiloComments Off on Costumbres evitadas

Existen ciertos vicios que he decidido no tener. Hay otros que tengo, y cuando los descubro trato de sacármelos (salvo que me gusten, en cuyo caso espero a que me dejen de gustar). Ciertos giros idiomáticos legítimos, que otra gente usa, no son de mi agrado y trato de evitarlos. Repasaré algunos.
Hablar por escrito: más allá de los relatores de fútbol, hay escritores que intentan que sus palabras actúen, tengan expresividad. Entonces escriben que algo les gustó totaaaaaalmente. Enfatizan una letra, como si fuera un discurso hablado. O agregan signos de admiración, para comunicar que la frase entre signos tiene especial énfasis. Si bien no me opongo a escribir en registro oral, estos recursos son muy abusados, y habitualmente los evito. Aunque a veces los uso, Y cuando lo hago, suele haber una buena razón.
Palabras prohibidas: hay algunos vocablos que me irritan, como “típico”. Si se está describiendo, por ejemplo, un vestido típico de alguna parte no es problema. El asunto es cuando se está hablando de un personaje genérico, y el narrador dice “el típico pasajero de colectivo que habla fuerte por celular” o algo así. Prefiero describir la escena, sin contar con un falso sentido de complicidad con el público. Ese personaje hoy puede ser típico, pero en algunos años posiblemente desaparezca, y un lector futuro no sabrá de qué se está hablando. En cambio, si se lo describimos tal vez tampoco, pero tendrá alguna chance.
Mecanismos de prevención de repeticiones: repetir la misma palabra muy cerca es escribir mal, según algunos autores. Ciertamente trato de no repetir, aunque ése es un vicio que suelo tener, y las repeticiones se eliminan en revisiones posteriores. Lo que no hago es usar frases como “el mismo”, “el anterior”, “éste” o “ídem”. A veces me permito un “este último”, pero nada más. En ocasiones, la redacción me lleva a tener que elegir uno de estos mecanismos, o sucumbir a la repetición. Lo que hago en esos casos es cambiar la redacción, escribir de otra manera lo que quería decir. Así quedará menos forzado, y de paso me doy la oportunidad de pensar una forma más creativa.
Abuso de los paréntesis: solía tener este vicio. Los chistes estaban muchas veces entre paréntesis. Llegó un momento en que me cansó. Parecía una respuesta a mí mismo, algo que no estaría mal si fuera buscado. Así que decidí usar los paréntesis para su propósito primario, o sea el que me enseñaron en la escuela primaria (lo que está después de la coma en otra época hubiera estado entre paréntesis). Ese propósito es aclarar algo que pueda ser confuso, o dar un dato adicional no esencial (como ocurre con el paréntesis de la frase anterior, o incluso con éste). Lo bueno es que nunca tuve el vicio de algunos autores, de hacer paréntesis larguísimos, de más de una página, en la que uno se pierde y no sabe qué se está diciendo. Y sufre al pensar que si lo accesorio dura tanto, lo principal debe ser mucho más largo.
Rimas: muchas veces quedan frases que riman en forma no intencional, y es posible que en Léame se haya colado alguna. Hay que recurrir a sinónimos o modificar redacciones para corregir las rimas que suelen quedarme cuando escribo la primera versión de algo (aunque me está pasando un poco menos con la práctica). El problema es que a veces puse un sinónimo para evitar rimar, y cuando me rima después, lo reemplazo con su sinónimo, que puede ser la palabra que evité usar la primera vez. Ahí aparece una nueva, y se produce una concatenación que puede tender al infinito.
Con el paso del tiempo me voy sacando los vicios, y por eso escribo mejor. Tarde o temprano llegará, por fin, después de tanta búsqueda, la perfección.
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